ENTRE EL DESPRENDIMIENTO Y LA CREACIÓN: ASCETISMO Y ARTE
En la búsqueda de la esencia más pura del ser humano, el ascetismo surge como un camino de renuncia y disciplina, donde la renuncia a lo superficial se convierte en un camino hacia la trascendencia espiritual. Esta práctica antigua, presente en diversas culturas y tradiciones, halla su expresión en la renuncia a los placeres materiales y la dedicación profunda hacia la introspección y la conexión con lo divino.
Hay distintas formas de adoptar el ascetismo en las formas artísticas. La premisa es purificar el espíritu a través del distanciamiento con lo material o los placeres que de esto derivan. El pensamiento y las formas de entender la vida terminan derramándose sobre las obras. Despojarnos de lo innecesario puede manifestarse en las formas, en el color, los materiales o las ideas que se transmiten.
En el ámbito de las artes visuales, el ascetismo puede presentarse de bajo distintos formatos. Cada artista encuentra en su búsqueda y trabajo particular una forma de unir este par de elementos que aparentemente son inconexos, pero que demuestran que más allá de una idea preconcebida que se tenga respecto a las formas de crear, cada cual puede tomar como motor e inspiración diferentes referentes.
Como el pintor que elige colores mínimos y formas simples para capturar la esencia de un paisaje, el asceta busca la pureza en la simplicidad. Cada pincelada, cada trazo de luz y sombra, se convierte en un acto de meditación y contemplación, donde el lienzo es el reflejo de la contemplación interna del artista. En la fotografía, el ascetismo se encuentra en la captura de la belleza de lo simple y lo natural, donde cada imagen es un testimonio de la armonía entre la vida interior y el entorno.
Tal es el caso de Rafael Esquivel, un artista muy particular que colabora dentro de la galería. Ha dedicado una buena parte de su obra a explorar cómo representar dentro de su arte la figura del asceta. A través de distintas preguntas nacidas de la observación ha logrado vincular esta forma de vida con referentes visuales y conceptuales entre los que destaca el fuego. Por medio de convertirlo en la espina dorsal para construir sus piezas utiliza formas como el hollín o carbón para representar con simplicidad y contrastes aquello que representa el ascetismo según sus imaginarios.
Así, el ascetismo y el arte visual entrelazan sus caminos, buscando revelar lo esencial, lo eterno a través de revelar según estrategias particulares la pureza y fuerza de las formas. En cada obra que emana de esta disciplina interior, se vislumbra la búsqueda humana de la verdad, trascendiendo lo mundano para intentar alcanzar lo divino en un lienzo, una escultura o una fotografía que hablan al alma con la profundidad de lo sencillo.
Mar Llamas
Imagen en portada: Pieza de Rafael Esquivel perteneciente a la serie “Eremitas del desierto”.