LAS GRIETAS DE UNA CÁMARA
Hay tantas formas de hacer arte y detener el tiempo al capturarlo. Al trascender la presentación y la documentación de la realidad intervienen las sensibilidades, emociones y afectos para mostrarnos mundos nuevos, o grietas en los que ya conocemos. Es trabajo del artista detenerse a repensar el espacio en el que habita y encontrar una manera de expresarlo dentro de sus propios lenguajes. Existe una infinidad de técnicas para lograr ese cometido, pero hoy me gustaría escribir sobre la fotografía. Hablar sobre esta forma creativa que trasciende lo que se observa a simple vista, para detenerse en instantes precisos que evocan lo que se tiene por decir.
Sé que cuando escribo detengo el tiempo con las palabras, pero también sé que no se compara a la precisión del momento en que la luz se comprime y se expande, consecutivamente, para dar una vida a una imagen. Hacer nacer un pequeño fragmento de realidad, o de mundo, que nos habla sobre la tierra en la que estamos parados. La camara también juega a hacer poesía, espera a voltear a ver en el momento correcto, en los destellos de lo cotidiano. Busca darle un encuadre a todo el caos que continuamente nos rodea para comenzar a mirarlo por pequeñas ventanas en las que se fragmenta. Todo tipo de arte crea grietas en el tiempo y en el espacio, pero la fotografía nos regala la compresión de un instante, con todas sus particularidades, para que nosotros escribamos un montón de historias distintas desde la interpretación.
Cuando la luz traspasa al lente, y un botón se prepara para la captura, algo se detiene en ese reflejo; algo tan poderoso como la palabra, algo tan grande como la imagen que inventamos. Pero en el fondo, lo que nace en una fotografía, es nuestro mundo, es la realidad que ocupa a unos ojos que se encargan de acotarla y de prestarnos un fragmento de su mirada para que podamos interpretarnos desde otros ángulos. Es por ello, que la fotografía trasciende a la mera representación de las cosas en su propia forma, y se convierte en un gran generador de aperturas donde caben otro tipo de universos.
Tomar una foto es expandir la grieta, abrir el camino para que otras personas pasen ahí; es compartir la vista precisa de unos ojos a través el lente. Es dejar que muchos otros exploren esta forma tan propia del artista de entender cómo mira lo que le rodea. Poesía, fotografía, letras, imágenes, movimiento; todo en un mismo espacio. Todo cabe en el lugar donde creamos. Donde lo que sucede en nuestro entorno se convierte en arte. La fotografía entra en el terreno de las artes cuando se enreda dentro de sí misma, cuando deja de ser un retazo aleatorio del mundo y se entiende por ese fragmento; ese pequeño espacio que se crea por ahí entre lo que sucede y cómo se interpreta, donde las imágenes tienen todo por decir.
La mirada también distorsiona y transforma a través de distintos elementos. En el caso de la fotografía como arte se abre un camino de posibilidades infinitas para distorsionar a los espacios, las personas o los cuerpos que se enfrentan a la cámara de tal manera que estos digan, en la imagen, aquello que el artista quiere decir. Así, también se puede utilizar este formato de arte para enmarcar mundos que se desean denunciar, o para abrir nuevos imaginarios donde otro tipo de cosas y experiencias son posibles.
En un tiempo en el que los registros fotográficos son cada vez más cotidianos y reproducibles vale la pena retomar las propuestas que invitan a utilizar la cámara como una forma de hacer poesía con nuestra realidad, o escoger ventanas a través de las cuales queremos mirarla. Es por esto que creo importante recuperar el trabajo de artistas, que han colaborado de manera directa con Impulso o que están próximos a hacerlo, dentro de un ámbito que constantemente es olvidado para el canon artístico. Fotógrafos como Julia Martinez, Pierre Fudarylí y Juan José Díaz Infante son referentes de las posibilidades que existen para explorar las formas en que podemos hacer el mundo foto.
Este escrito, solo queda como una invitación abierta a repensar la relación que tenemos con la fotografía. La intención es devolverle a ella, un poco de la densidad que merece. Agradecer la posibilidad de explorar al mundo desde las grietas que crean un par de miradas. Exploremos el trabajo de estos artistas para descubrir qué de ello nos habla de este mundo que entre todos compartimos
Hay tantas formas de hacer arte y detener el tiempo al capturarlo. Al trascender la presentación y la documentación de la realidad intervienen las sensibilidades, emociones y afectos para mostrarnos mundos nuevos, o grietas en los que ya conocemos. Es trabajo del artista detenerse a repensar el espacio en el que habita y encontrar una manera de expresarlo dentro de sus propios lenguajes. Existe una infinidad de técnicas para lograr ese cometido, pero hoy me gustaría escribir sobre la fotografía. Hablar sobre esta forma creativa que trasciende lo que se observa a simple vista, para detenerse en instantes precisos que evocan lo que se tiene por decir.
Sé que cuando escribo detengo el tiempo con las palabras, pero también sé que no se compara a la precisión del momento en que la luz se comprime y se expande, consecutivamente, para dar una vida a una imagen. Hacer nacer un pequeño fragmento de realidad, o de mundo, que nos habla sobre la tierra en la que estamos parados. La camara también juega a hacer poesía, espera a voltear a ver en el momento correcto, en los destellos de lo cotidiano. Busca darle un encuadre a todo el caos que continuamente nos rodea para comenzar a mirarlo por pequeñas ventanas en las que se fragmenta. Todo tipo de arte crea grietas en el tiempo y en el espacio, pero la fotografía nos regala la compresión de un instante, con todas sus particularidades, para que nosotros escribamos un montón de historias distintas desde la interpretación.
Cuando la luz traspasa al lente, y un botón se prepara para la captura, algo se detiene en ese reflejo; algo tan poderoso como la palabra, algo tan grande como la imagen que inventamos. Pero en el fondo, lo que nace en una fotografía, es nuestro mundo, es la realidad que ocupa a unos ojos que se encargan de acotarla y de prestarnos un fragmento de su mirada para que podamos interpretarnos desde otros ángulos. Es por ello, que la fotografía trasciende a la mera representación de las cosas en su propia forma, y se convierte en un gran generador de aperturas donde caben otro tipo de universos.
Tomar una foto es expandir la grieta, abrir el camino para que otras personas pasen ahí; es compartir la vista precisa de unos ojos a través el lente. Es dejar que muchos otros exploren esta forma tan propia del artista de entender cómo mira lo que le rodea. Poesía, fotografía, letras, imágenes, movimiento; todo en un mismo espacio. Todo cabe en el lugar donde creamos. Donde lo que sucede en nuestro entorno se convierte en arte. La fotografía entra en el terreno de las artes cuando se enreda dentro de sí misma, cuando deja de ser un retazo aleatorio del mundo y se entiende por ese fragmento; ese pequeño espacio que se crea por ahí entre lo que sucede y cómo se interpreta, donde las imágenes tienen todo por decir.
La mirada también distorsiona y transforma a través de distintos elementos. En el caso de la fotografía como arte se abre un camino de posibilidades infinitas para distorsionar a los espacios, las personas o los cuerpos que se enfrentan a la cámara de tal manera que estos digan, en la imagen, aquello que el artista quiere decir. Así, también se puede utilizar este formato de arte para enmarcar mundos que se desean denunciar, o para abrir nuevos imaginarios donde otro tipo de cosas y experiencias son posibles.
En un tiempo en el que los registros fotográficos son cada vez más cotidianos y reproducibles vale la pena retomar las propuestas que invitan a utilizar la cámara como una forma de hacer poesía con nuestra realidad, o escoger ventanas a través de las cuales queremos mirarla. Es por esto que creo importante recuperar el trabajo de artistas, que han colaborado de manera directa con Impulso o que están próximos a hacerlo, dentro de un ámbito que constantemente es olvidado para el canon artístico. Fotógrafos como Julia Martinez, Pierre Fudaryli y Juan José Díaz Infante son referentes de las posibilidades que existen para explorar las formas en que podemos hacer el mundo foto.
Este escrito, solo queda como una invitación abierta a repensar la relación que tenemos con la fotografía. La intención es devolverle a ella, un poco de la densidad que merece. Agradecer la posibilidad de explorar al mundo desde las grietas que crean un par de miradas. Exploremos el trabajo de estos artistas para descubrir qué de ello nos habla de este mundo que entre todos compartimos.
Mar Llamas
*Fotografia en portada de Pierre Fudaryli